Välkommen till Sverige!
Después de sesenta y tres días desde que volé a suelo escandinavo puedo
afirmar que no todo lo que se dice en España sobre Suecia es cierto, que he descubierto
lugares maravillosos y también que he conocido gente especial.
Existe una gran diferencia entre el
norte y sur de Europa, eso lo sabemos todos: comemos cosas diferentes, vestimos
con estilos diferentes, hablamos lenguas distintas y al tiempo que unos damos besos
y decimos “hola”, otros dan la mano y dicen “hey”… pero al fin y al cabo todos
somos seres humanos y acaba por no importar el lugar, el tiempo o el idioma. Esas
son barreras que nosotros mismos imponemos.
En estos casi dos meses he conocido
un poquito más Lund, la ciudad en la que vivo. Está situada al suroeste del
país, cerca de Copenhagen. Por lo que he visto y lo que me han contado, Lund es
una de las ciudades más bonitas y pintorescas de todo el sur. No la más grande,
por supuesto porque para ciudades grandes e industriales ya están Malmö y
Gotemburgo, pero esa es otra historia. Lund tiene una hecho a su favor, y es que
cuenta con una universidad con mucha solera ya que es una de las más antiguas
de Suecia. Tienen un gran instituto de investigación científica (¡con telescopio
gigante incluido!). Todo esto le da muchísima vida a la ciudad y podría
compararse con Granada por ejemplo en el tema de “ciudad universitaria”.
Siempre hay gente en las calles, en los bares y restaurantes, se organizan conciertos,
etc, etc, etc…
Me he sorprendido con los suecos.
No son fríos, ni tímidos ni estirados (en general), aunque quizás pequen de ser
extremadamente educados. En vez de merienda ellos tienen fika, son amantes de las bicicletas, el café y las velas. Orden y organización son dos grandes palabras aquí. No te las tomes a broma. Familiares y tradicionales. Sonrientes a más no poder. ¡Son suecos!